El I Ching y Jung
El I Ching o Libro De Los Cambios es uno de los libros más antiguos del mundo, aparecido sobre el 1.200 a.C. y posteriormente ampliado por la escuela de Confucio, aunque la base de su pensamiento es taoísta.
Es un libro de sabiduría y un oráculo que nos guía en nuestra vida dándonos una visión más completa de las situaciones. Su premisa de inicio es que todo cambia, todo muta, nada permanece quieto porque el universo (y también nosotros, nuestros sentimientos, situaciones, ideas...) está en constante movimiento, en evolución.
Tras tirar las monedas sale un número asociado a un símbolo y encontramos un texto que nos aclara en qué momento nos encontramos así como las opciones que se nos presentan ante el futuro, de forma simbólica y filosófica.
Quizás destacaría la gran sabiduría que emana de sus textos y la gran ayuda que supone enfrentar las cosas desde una perspectiva más amplia.
El psiquiatra Carl Gustav Jung
(padre del psicoanálisis junto a Freud, de quien fue discípulo) constató que las respuestas del I CHING eran siempre significativas y a
menudo indicaban una profunda penetración en la raíz del problema. Esta
penetración resulta tan sorprendente, según Jung, que algunas veces
llegó a creer, según propia declaración, en la realidad de la leyenda
según la cual en las páginas del Libro se aloja un ser vivo de
extraordinaria sabiduría.
Expresaba Jung en 1930: “…
El pensamiento que se edifica sobre el principio de sincronicidad, y
que alcanza su máxima cima en el I Ching, es en suma la expresión más
pura del pensamiento chino. Entre nosotros ese pensamiento desapareció
de la historia de la filosofía desde Heráclito, hasta que percibimos con
Leibniz, un lejano eco. Pero no estuvo extinguido durante el intervalo,
sino que pervivió en la penumbra de la especulación astrológica y,
todavía hoy permanece en ese nivel”
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